Hoy escribo desde la ciudad en la que vivo. Estamos en medio de una tormenta de nieve que trajo algo de diversión a los estudiantes, a los trabajadores, a los padres y a sus hijos, a los perritos y a sus dueños. Fue un día divertido, debo decirlo, porque jugué como si fuera una niña, cuando mi locura no se categorizaba como excentricidad o anormalidad, sino como parte de la infancia.
Al rato regresé al calor de la calefacción de mi casa y, mientras reposaba en mi sofá, pensaba en lo mucho que quería escribir aquí hoy. Para ser más precisa, quería abordar una dificultad que enfrento últimamente y que en estos dos últimos meses ha ocupado más espacio en mi mente del que quisiera. También puede ser la razón por la que regresé a esta plataforma. Esa dificultad es: ¿cómo escribir sobre mi propia locura?
Como he contado anteriormente, estoy escribiendo un libro sobre mi propia experiencia con la locura, así quiero llamarla. Algunos usan eufemismos como la noche oscura, el rincón, pero para mí es simplemente locura. No sé por qué quise que fuera un libro, simplemente estuve segura de ello desde el inicio.
No quiero que sea un libro sobre por qué me asumo desde esa posición, pues creo tener la racionalidad suficiente para entender que debo entenderme desde ahí. No quiero que sea un libro sobre una serie de experiencias o anécdotas, quiero interpretarlas e ir más allá de lo narrativo. No me interesa que sea un best seller ni que sea publicado en más de 2 idiomas.
Pero no ha sido fácil. A veces me saboteo con todas las razones por las que este no debe ser publicado, desde la vergüenza y el escrutinio público hasta la inevitable posibilidad de que cada lector interprete o asuma algunas líneas de la forma que no quisiera.
El año pasado fue el mejor en términos de motivarme a escribirlo. Pasé de tener ideas sueltas que parecían ser parte de un largo ensayo a escribir capítulos del posible libro. He leído con fervor y dedicación sobre temas que me ayudan a interpretar mi posición más allá del modelo médico, modelo que cuestiono y que creo que no es la única mirada a la locura, modelo que, aun así, es parte de mi ser actual. Desde diversos textos mitológicos y análisis del pensamiento mágico, hasta filosofía, psicología y religión.
¿Cómo escribir sobre tu locura cuando la experiencia se ha romantizado? ¿Cómo entenderla cuando las narrativas dominantes desde el discurso médico son "arreglar algo dañado" o "mimarte como un recién nacido"? ¿Cómo ver tu locura como una experiencia de vida, independientemente de todo lo negativo que acarrea? ¿Cómo hacerlo sin denigrarte? ¿Cómo narrarte sin sobreexponerte? ¿Cómo delimitar la línea entre arte y ego?
Escribir este libro hoy se me ha hecho más difícil que antes. Sin embargo, plasmar palabras en los cuadernos que cargo y en los documentos de Word que creo se me hace más importante que nunca.
Quizás solo quede como un documento personal. Quizás sea solo un documento que mis seres más queridos lean. Quizás publique algunos capítulos como ensayos en algunas revistas. Quizás sea un libro publicado leído por solo 100 personas o quizás por miles. Pero, de momento, en medio del caos de mi mente y de la realidad en la que me encuentro, soltar palabras y buscar sentido es un alivio.
Un abrazo,
Emy.
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