Conoce mi nuevo proyecto "Comportamiento Digital"
Disponible en Instagram, YouTube y TikTok
Antes que nada, ¡feliz 2025! No he publicado entradas en lo que va del año porque he estado ocupada. Además de mi trabajo de tiempo completo y mis estudios, mi servicio de consultorías ha crecido y se ha vuelto más estable, lo que implica mayores responsabilidades. Asimismo, estoy dedicando mucho tiempo a terminar mi libro, a compartir con seres queridos y a disfrutar nuevos hobbies.
Por eso, este será un escrito corto para contarles que he lanzado una serie de videos cortos llamada Comportamiento Digital, donde analizaré y explicaré la intersección entre nuestros comportamientos y las tecnologías que usamos. Por ejemplo: ¿Qué motiva a un troll? ¿Sirve de algo que los gobiernos prohíban el uso de redes sociales a menores de edad? ¿Cómo podemos tener una relación saludable con el mundo digital? Entre otros temas.
Mi motivación inicial para hacer esta serie era cruzar el puente de la teoría a la práctica. Por la naturaleza de mi trabajo, como expliqué en el video que está arriba, paso gran parte del tiempo investigando y asesorando sobre este tipo de temas. Sin embargo, quería que esa información llegara a más personas que comparten las mismas inquietudes. El problema era que no disponía de mucho tiempo para hacerlo.
No obstante, a mediados de diciembre tuve un incidente en el "mundo real" que, lejos de desmotivarme, fue el impulso que necesitaba para desarrollar este proyecto. En resumen, y sin violar la privacidad de las personas involucradas, lo que sucedió fue lo siguiente:
Un grupo de expertos en un tema específico, con formación académica avanzada, me preguntó por qué no estaba feliz con el hecho de que Australia hubiera prohibido a menores de edad el acceso a redes sociales. Les expliqué que la evidencia muestra que este tipo de medidas no son efectivas y que, de hecho, podrían generar consecuencias negativas.
Dado que estos expertos son padres y viven con la ansiedad de cómo sus hijos crecen frente a una pantalla, asumieron mi comentario como una defensa de las grandes empresas tecnológicas (Big Tech), lo cual no es cierto. Me tomé el tiempo de explicar con más detalle y tacto a qué me refería, pero la situación se agravó. Me acusaron de ser una "defensora de lo gringo" y una "libertaria radical". Además, me dijeron que, por no ser madre y por ser joven, no podía opinar, ya que no estaba en su lugar ni tenía suficiente experiencia.
Por último, mi capacidad para investigar y evaluar críticamente lo que aprendo fue cuestionada, a pesar de que aclaré las fuentes y expliqué sus formas de financiación. Nunca antes me habían atacado con tantas falacias lógicas. Fue una discusión muy difícil, donde varios se posicionaron en mi contra. Pero aun así, estuve firme en mi posición porque estaba informada y sabía de lo que hablaba.
Me tomó algunos días de reflexión procesar ese incidente. Me sentía confiada en un debate argumentativo con expertos, pero olvidé que ellos también son humanos y que, como cualquier otra persona, tienen sesgos cognitivos, especialmente cuando las emociones y la evidencia anecdótica están de por medio. Yo misma, seguramente, he tenido esos sesgos en otras situaciones.
Como mencioné previamente, ese fue el impulso que necesitaba. No solo he podido desarrollar por años una experticia en estas áreas, sino que creo profundamente en el pensamiento crítico. En esta era de hiperdigitalización, estamos expuestos a tantos incidentes que, a veces, las respuestas más simples parecen las más sensatas. Sin embargo, muchas veces todo es más complejo de lo que pensamos. Ignorar este aspecto no solo puede desvirtuar el debate, sino también retrasar su posible solución.
Si quieren seguir esta serie, pueden hacerlo en Instagram, YouTube y TikTok de Notas de Emy.
Eso sí, seguiré aquí en Substack, escribiendo sobre los temas de siempre.
Un gran abrazo,
Emy
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En los oídos mientras escribía: